Calles estrechas y sinuosas llenas de comercios, bares, restaurantes... Un ir y venir de gente…. Esta ciudad tiene una “vibra” muy especial. Pasear y escuchar el viento silbar por sus calles es el mejor regalo que te puedes hacer. Disfrutar de su historia milenaria y por supuesto de su gastronomía es una obligación.
Te esperamos en Petit Palace Hotel Tres, a cinco minutos andando de la majestuosa catedral y en una de las áreas con más vida de la ciudad.